Un pequeño luchador en una gran batalla

La mayoría de los niños de 6 años y medio están ocupados aprendiendo a montar en bici, soñando con superhéroes o persiguiendo a sus amigos en el patio. Sus días están llenos de risas, energía desbordante y las sencillas alegrías de la infancia. Esperan con impaciencia las fiestas de cumpleaños, los helados y los cuentos antes de acostarse. Para ellos, el mundo es un lugar seguro y maravilloso, y el mayor reto puede ser aprender a atarse los zapatos o conquistar las barras de los monos en el recreo.

Pero para Eli Itcher, de Beit Shemesh, la vida es radicalmente distinta. Diagnosticado de cáncer de riñón sólo unos meses antes de la reciente oleada de atentados terroristas en Israel, los días de Eli están llenos de visitas al hospital, tratamientos de quimioterapia y momentos de dolor y agotamiento. Sus sueños han sido sustituidos por largas noches en camas de hospital, y el ruido de los cohetes que caen se suma al miedo y la incertidumbre constantes que ya nublan su joven vida.

El viaje de Eli empezó con algo que ningún padre quiere oír: las alarmantes palabras de un médico que confirmaban el peor de los temores. Bruria y Yaakov Itcher, los padres de Eli, habían notado las señales: la fatiga, el dolor, los síntomas inexplicables que no desaparecían. Luego llegó el diagnóstico, el torbellino de jerga médica y el paso inmediato al modo de supervivencia.

En muchos sentidos, los Itcher libran dos batallas: una contra el agresivo cáncer que amenaza la vida de su hijo, y otra contra el caos exterior, donde los cohetes y las sirenas se han convertido en parte de su banda sonora diaria.

«Es difícil entender por qué ocurre esto», dice Bruria, la madre de Eli. «Es muy valiente, pero debería estar jugando con sus hermanos, no luchando contra el cáncer. Todos los días intentamos mantenernos fuertes por él y dar un paso cada vez».

Los Itchers

Hace poco, Eli se sometió a una agotadora operación de 12 horas para extirparle un tumor del riñón. La operación fue complicada, y la recuperación ha sido de todo menos fácil. Mientras otros niños de su edad corretean, trepan a los árboles y empiezan el colegio, Eli se enfrenta a sesiones semanales de quimioterapia que le dejan débil y cansado. Se ha perdido los hitos que hacen mágica la infancia, sustituidos por los procedimientos médicos y la preocupación constante grabada en los rostros de sus padres.

Además de sus preocupaciones, Bruria y Yaakov se enfrentan ahora a facturas médicas cada vez más elevadas y a un creciente cúmulo de gastos cotidianos. Bruria, que ha tenido que reducir drásticamente sus horas de trabajo para estar al lado de Eli, lucha por compaginar el cuidado de Eli con la gestión de un hogar en tiempos de crisis nacional. Yaakov, que compagina sus estudios en el Kollel con sus responsabilidades en casa, se enfrenta a la presión de mantener a una familia sometida a una tremenda tensión emocional y económica.

Pero en medio de la oscuridad, hay una luz. Los Itcher se han sentido animados por el amor y el apoyo de su comunidad. Amigos, vecinos e incluso desconocidos han ofrecido su ayuda, ya sea con comidas, oraciones o donativos. Es esta amabilidad la que les hace seguir adelante, sabiendo que no están solos en su lucha.

«Eli nos ha enseñado a todos mucho sobre el valor», comparte Bruria. «Afronta cada día con una sonrisa, incluso cuando está cansado o asustado. Nos inspira a seguir adelante».

La historia de los Itcher es un recordatorio del poder de la comunidad y de la fuerza que se encuentra en la unidad. En Proverbios 11:25 se dice: «Una persona generosa prosperará; quien refresca a otros será refrescado». Ahora, más que nunca, es el momento de refrescar a quienes más lo necesitan. Cada acto de bondad, por pequeño que sea, tiene un efecto dominó.

Mientras la familia Itcher atraviesa este viaje inimaginable, vuelve a hacer un llamamiento a la comunidad para que les ayude a salir adelante. Un pequeño donativo puede suponer una gran diferencia: cubrir los gastos médicos, ayudar con los gastos cotidianos o simplemente aliviar la carga de una familia en apuros.

Eli es un niño pequeño con una gran lucha por delante. Debería estar jugando con sus hermanos, explorando y disfrutando de su infancia, no luchando contra una enfermedad potencialmente mortal. Sin embargo, en su corta vida ya ha demostrado una valentía y una resistencia increíbles. Y mientras él sigue luchando, nosotros tenemos la oportunidad de ayudar a aliviar la carga de su familia.

Si te sientes movido a hacerlo, considera la posibilidad de apoyar a los Itcher en su lucha. Todo ayuda, y juntos podemos marcar la diferencia en la vida de un niño y su familia en estos momentos difíciles.

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