Comienza el día 25 de Kislev, Janucá conmemora varios milagros que tuvieron lugar en la época del Segundo Templo. Bajo el dominio sirio-griego, los judíos de Israel estaban sometidos a restricciones cada vez más duras para practicar su religión. Además, no pocos judíos pensaban que la asimilación a la cultura griega sería lo mejor para el pueblo judío.
Una familia, sin embargo, no estaba de acuerdo. La familia sacerdotal de Matityahu y sus cinco hijos, incluido el famoso Judá MacabeoEn la batalla de Jánuca, Dios se defendió, dirigiendo un pequeño ejército judío contra un vasto ejército sirio-griego. Con Dios de su parte, la exigua fuerza venció al poderoso ejército, hecho que se celebra durante Janucá con oraciones especiales.
Al liberar el Templo profanado de manos de los sirio-griegos, los judíos intentaron purificar el lugar y volver a encender la Menorah, la lámpara de aceite de siete brazos que había en su interior. Sin embargo, sólo pudieron encontrar aceite suficiente para un día, y tardarían ocho días en fabricar más. De todos modos, los judíos encendieron la Menorah y, milagrosamente, ¡el aceite siguió ardiendo durante los ocho días! Por este motivo, Janucá se celebra cada año durante ocho días con la encendido de velas o luces de aceiteuna la primera noche y luego una más cada noche hasta quemar ocho la última noche. También en reconocimiento del milagro del aceite, es tradicional comer alimentos grasos, como tortitas de patata fritas, llamadas latkes en yiddish, y los donuts de gelatina, conocidos en hebreo como sufganiyot.
Sin embargo, además de Janucá, durante Kislev tuvieron lugar otros acontecimientos significativos. El arca de Noé se posó en la cima del monte Ararat, y el hijo mayor de Jacob, Rubén, nació durante este mes. También durante Kislev se completó la redacción del Talmud, y se reanudó la construcción del Segundo Templo tras haber sido paralizada por enemigos que interferían con la comunidad judía y llevaban calumnias contra ellos al rey. Entre las muertes célebres ocurridas en Kislev figuran la de Abel, asesinado por su hermano Caín, y la del rabino Judá HaLevi, que recogió y registró las enseñanzas orales de lo que hoy se conoce como la Mishná.