Todo superviviente del Holocausto merece vivir con dignidad, comodidad y seguridad en su propia casa. Muchos supervivientes se enfrentan a retos diarios para mantener sus espacios vitales, a menudo luchando con condiciones de deterioro que afectan a su calidad de vida. Gracias a tu increíble generosidad, Tenufa Bakehila ha podido continuar su misión de transformar estos espacios vitales en hogares adecuados.
Tu apoyo ha facilitado la reparación de viviendas críticas para siete supervivientes del Holocausto, transformando sus condiciones de vida y devolviendo la dignidad a su vida cotidiana. Cada reparación, por pequeña o grande que sea, marca una profunda diferencia en la calidad de vida de estos supervivientes que ya han soportado tanto.
El impacto de tu apoyo ha llegado a comunidades tanto de Ashkelon como de Jerusalén, atendiendo necesidades urgentes que muchos de estos supervivientes no podían atender por sí solos. Desde la reparación de condiciones peligrosas hasta la mejora de la accesibilidad, tus contribuciones han creado hogares más seguros y confortables para estos valiosos miembros de nuestra comunidad.
He aquí cómo tus donaciones han marcado una diferencia real:
En Ashkelon, dos supervivientes recibieron mejoras vitales en sus viviendas:
- A Joseph, nacido en 1939, que vive de una prestación de la Seguridad Social y tiene problemas cognitivos y auditivos, le repararon las paredes agrietadas, pintaron el apartamento, arreglaron la encimera de la cocina y sellaron el tejado.
- Sara, superviviente de origen rumano de unos 80 años, recibió mejoras eléctricas completas, como nuevas lámparas y enchufes, además de una nueva capa de pintura para todo su apartamento.
En Jerusalén, cinco supervivientes se beneficiaron de reparaciones cruciales:
- Shimon, de 97 años y en silla de ruedas, ahora puede moverse con más libertad gracias a una nueva puerta accesible en silla de ruedas. También se ha renovado la iluminación y la pintura de su piso.
- A Maya, una superviviente de origen marroquí de unos 80 años que vive con su hijo, le arreglaron y sellaron los marcos y cristales de las ventanas, protegiéndola de los elementos.
- Eliezer, que tiene problemas de movilidad, ya no necesita utilizar un cubo para tirar de la cadena: un nuevo sistema ha devuelto esta dignidad básica a su vida cotidiana.
- La casa de Sam es ahora más funcional, con armarios de cocina, cajones y sistemas de ventanas reparados.
- Shira, a sus 95 años, recibió una nueva puerta de entrada de acero, que le proporcionó seguridad y tranquilidad.
Estas mejoras pueden parecer sencillas, pero transforman vidas. Tu generosidad garantiza que estos supervivientes, que ya se han enfrentado a dificultades inimaginables, puedan vivir sus últimos años con comodidad y dignidad. Cada reparación representa no sólo una mejora física, sino un mensaje de que no se les olvida.
Gracias por tu continuo apoyo a esta misión vital. Tus donativos no sólo arreglan casas, sino que reconstruyen vidas y devuelven la dignidad a quienes más lo merecen.