
El mes hebreo de Jeshván es el segundo mes del calendario judío a contar desde el Año Nuevo (Rosh Hashana). Jeshván es el único mes de todo el año hebreo en el que no hay ninguna fiesta judía, festival o acontecimiento especial. mitzvah (mandamiento). Por eso también se le conoce como «Marcheshvan», o el «mes amargo», ya que el prefijo «mar» significa «amargo». La tradición judía sostiene que este mes está vacío porque está reservado para el Moshiach (Mesías), que inaugurará la Tercer Templo en Jeshván.
Durante este mes ocurrieron varios acontecimientos bíblicos importantes. El Diluvio, en tiempos de Noé, comenzó el 17 de Jeshván y terminó un año después, el 27 de Jeshván. Ese mismo mes, Noé y sus compañeros abandonaron el Arca para construir de nuevo el mundo.
Raquel, una de nuestras veneradas matriarcas, murió en el mes de Jeshván, y el aniversario de su fallecimiento, conocido como un yartzheitEn la actualidad, los judíos siguen conmemorando su muerte visitando su tumba en las afueras de Belén, donde fue enterrada por Jacob, y rezando en su bendita memoria. Murió al dar a luz a Benjamín, que fue el único de los 12 hijos de Jacob, cada uno progenitor de una de las 12 tribus, que nació realmente en Israel. Los rabinos enseñan que la muerte de Raquel y el nacimiento de Benjamín representan la a veces amarga naturaleza de la redenciónque requiere dolor y pérdida para traer renovación y retorno.
Jeshván cae durante la estación otoñal, normalmente entre los meses de octubre y noviembre, cuando los días se acortan y la Tierra se aleja del sol. En consecuencia, no sólo es una época espiritualmente difícil, sino también un periodo físico de oscurecimiento. Muchos creen que Jeshván es un mes oscuro y vacío, pero nuestros sabios enseñan que sólo en la oscuridad somos capaces de ver brillar verdaderamente la luz.
El mes, que llega justo después del júbilo y la alegría de Rosh Hashana, Yom Kippur y Sucotnos obliga a aceptar las realidades más mundanas del año, pero también nos da la oportunidad de incorporar a nuestra vida cotidiana los cambios que esperamos hacer en el año venidero. Jeshván es una oportunidad para llevar la luz y el cambio a los oscuros días del invierno.