Un agradecimiento especial a los donantes de Israel365 que apoyan con nosotros a los supervivientes del Holocausto.
Nuestros donantes apoyan terapias para supervivientes del Holocausto de toda la Tierra de Israel que padecen demencia, Alzheimer y otros trastornos cognitivos.
Estas terapias aumentan la calidad de vida fĂsica y emocional de los supervivientes. En muchos casos, las terapias ralentizan su deterioro cognitivo.
David es uno de los muchos supervivientes a los que ayudan los donantes de Israel365. Tienes que leer su apasionante historia de supervivencia al Holocausto:
Me llamo David. Mis padres eran Haim y Raquel. CrecĂ en Slomniki, Polonia, a unos 20 kilĂłmetros de Cracovia, con cuatro hermanos y una hermana.
Mi padre era comerciante de grano y mi madre ama de casa. Éramos una familia pobre pero respetada por tener fuertes valores judĂos y alegrĂa de vivir. TenĂamos una sĂłlida fe religiosa y Ă©ramos miembros del grupo jasĂdico Gur.
En la ciudad donde vivĂa, habĂa muchos chicos polacos cuyas relaciones con los chicos judĂos no eran amistosas. Recuerdo peleas entre los chicos, motivadas principalmente por el antisemitismo.
Yo tenĂa unos 11 años cuando los alemanes invadieron Polonia. A mis padres y a mi hermana ya se los habĂan llevado de casa incluso antes de que estallara la guerra. Nunca volvĂ a verlos. Eso nos dejĂł a los cuatro chicos a nuestra suerte.
Mi hermano mayor cuidaba de nosotros mientras que el siguiente ganaba algo de dinero para mantenernos vendiendo pieles de animales a los soldados alemanes. Al cabo de un tiempo, mi mejor amigo Zev y yo huimos a pie a un lugar llamado Jultag, pero no nos quedamos mucho tiempo. QuerĂamos volver a casa, a Slomniki, pero no sabĂamos lo que nos esperaba.
Cuando volvĂ a casa, mi casa estaba cerrada y sellada, y todos los judĂos se habĂan reunido en la plaza del pueblo, rodeados de soldados nazis armados. Vi a mi hermano en la reuniĂłn y empecĂ© a correr hacia ellos. Mi hermano mayor me hizo señas para que huyera. IntentĂ© de nuevo ir hacia ellos, pero mi hermano me lanzĂł una gran piedra con una nota: «David, sal de aquĂ, huye y sálvate. Conozco mi destino. Sálvate». Y asĂ fue como mi hermano me salvĂł la vida.
Entonces corrĂ hacia una vecina cristiana que se acordaba de mi padre, que la habĂa ayudado, y me dio algo de comida. Pero al final me entregĂł a los nazis otro vecino, que pensĂł que Ă©l y su familia se salvarĂan entregándome.
Los nazis me enviaron al campo de concentraciĂłn de Plaszow bajo el mando del conocido sádico Amon Goth, al que Ralph Fiennes interpretĂł en la pelĂcula La lista de Schindler.
El campo era un INFIERNO; vi cĂłmo Amon Goth disparaba a la gente sĂłlo por placer; vi las fosas de fusilamiento donde arrojaban a los judĂos y les disparaban.
Un dĂa, tras contraer el tifus y neumonĂa, perdĂ el conocimiento. Cuando despertĂ©, estaba en un baño frĂo donde me escondiĂł una enfermera del campo. Al final me recuperĂ©, gracias a Dios.
Luego me trasladaron al campo de trabajo de Ostrowiec. AllĂ trabajĂ© clasificando bienes judĂos confiscados.
En septiembre de 1944 me trasladaron a Auschwitz-Birkenau. Al bajar del vagĂłn de ganado, vi cĂłmo los nazis seleccionaban quiĂ©n trabajarĂa y quiĂ©n irĂa a las cámaras de gas. Me puse de puntillas para parecer más alto y me eligieron para el equipo de trabajo.
Unos meses más tarde, nos llevaron a una marcha de la muerte. Durante nueve dĂas de enero de 1945, caminamos por la nieve profunda llevando sĂłlo pijamas de rayas y zapatos de madera. No se nos permitĂa dejar de caminar durante el dĂa. A muchos nos fusilaron o morimos congelados.
Finalmente llegamos a Buchenwald. Por alguna razón, Dios me mantuvo con vida. Allà me encontré sorprendentemente con mi viejo amigo Zev y con uno de los rabinos, el rabino Schecter, de Slomniki.
Llorando, el rabino Schecter dijo: «He viajado por toda Polonia y no encontrĂ© ni un solo niño judĂo, ¡y ahora que estoy en Buchenwald, veo tantos niños judĂos!»
Cuando terminĂł la guerra y liberaron Buchenwald, me fui en tren con un grupo de niños a Suiza. PasĂ© cuatro años en Suiza recibiendo cuidados de la Cruz Roja. Desde allĂ, fui a Engelberg, donde continuĂ© mi educaciĂłn en una escuela tĂ©cnica dirigida por judĂos y me graduĂ© como tĂ©cnico metalĂşrgico.
En 1949 lleguĂ© por fin a Israel. Me alistĂ© y servĂ en las FDI. DespuĂ©s de mi servicio, trabajĂ© como tĂ©cnico metalĂşrgico y más tarde trabajĂ© para el gobierno israelĂ.
Me casĂ© con Julia, una refugiada hermosa y de buen corazĂłn de una de las comunidades judĂas libias. Tuvimos tres hijos. Tras siete años de matrimonio, con tres hijos menores de 6 años, Julia muriĂł de una grave enfermedad.
Desde entonces soy viudo.
TenĂa 11 años cuando empezĂł la guerra y 17 cuando se liberĂł el campo de Buchenwald. VivĂ con miedo, desesperanza y dolor durante más de cinco años. PerdĂ a una hermosa esposa por enfermedad, pero gracias a Dios vivo en Israel con mis hijos y mis nietos.
– David
TĂłmate un momento para ver este breve vĂdeo sobre Shoshana, nuestra Guardiana de Israelque dirige el centro de atenciĂłn a supervivientes del Holocausto que apoyan los donantes de Israel365.
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