En el Centro de Rehabilitación Levenstein y fuera de él, hemos llevado la luz a algunos de los lugares más oscuros de Israel, y todo gracias a tu generosidad.
La ayuda puede parecer sencilla: un juego de LEGO, una pizarra gráfica, un oído atento. Pero para los niños y las familias que viven el dolor, el trauma y la incertidumbre, estos gestos no son nada menos que un cambio de vida.
Personas como el rabino Shlomo Klughaupt recorren en silencio los pasillos del hospital, ofreciendo cuidados y compasión donde más se necesitan. Detrás de cada pequeño acto se esconde una historia de esperanza restaurada.
Por ejemplo, Daniel, un adolescente cuya vida cambió en una fracción de segundo cuando un accidente en una clase de judo le dejó paralítico. Enfadado y abatido, se había cerrado en banda. Pero cuando su madre mencionó que un
También está Rutie, una joven que se recupera de una caída devastadora. Su madre, divorciada y con dificultades para llegar a fin de mes, se preocupó cuando Ruthie se quedó aislada, pasando los días sola en su habitación del hospital. Cuando Ruthie pidió una pizarra gráfica digital para poder dibujar y expresarse de nuevo, le diste ese regalo, y con él, un motivo para la esperanza.
Pueden parecer pequeñeces, pero para las familias que viven esta realidad, lo son todo. Son recordatorios de que a alguien le importa, de que incluso en la penuria, la luz sigue brillando en Israel.
Tu bondad hace que todo esto sea posible. Y a medida que aumentan los retos en Israel, tu apoyo continuado garantiza que más niños y familias como Daniel y Ruthie encuentren consuelo, dignidad y esperanza cuando más lo necesitan.
Gracias por ser la luz que sigue brillando y por llevar esperanza a quienes más la necesitan.
Si puedes, considera la posibilidad de volver a dar hoy para que podamos continuar esta sagrada labor. Cada acto de bondad cambia verdaderamente una vida.