
Al ofrecer palabras de consuelo a un doliente, hacemos referencia a la destrucción del Templo. La invocación tradicional expresa nuestro deseo de que el doliente sea consolado «entre los dolientes de Sión y Jerusalén».
Generalmente se entiende que ambas están relacionadas porque ambas representan una tristeza intensa y una gran pérdida.
El rabino Joseph B. Soloveitchik enseña un mensaje más profundo al interpretar la siguiente historia talmúdica:
Cuando el ejército babilónico atacó Israel, también tenían la mira puesta en destruir el lugar más preciado para los judíos. El 9 de Av incendiaron el primer Templo de Jerusalén. En aquel trágico momento, los jóvenes sacerdotes subieron a lo alto del tejado del Templo y arrojaron al aire las llaves del Templo, diciendo: «¡Amo del Universo! Puesto que no hemos sido verdaderos custodios, ¡te devolvemos las llaves!». En ese momento, una mano celestial, por así decirlo, descendió y cogió las llaves». (Talmud Taanit 29a)
El rabino Soloveitchik sugirió una visión única y edificante: La razón por la que Dios retiró las llaves fue para devolvérnoslas finalmente. Los sacerdotes devolvieron las llaves a Dios para que las custodiara y las tuviera fácilmente accesibles cuando llegara el momento de volver a abrir las puertas. Poner las llaves en manos de Dios simboliza la esperanza -y la gran fe- de que el Templo volvería a reconstruirse con toda seguridad.
El pueblo judío nunca ha renunciado al gran sueño de un futuro magnífico. Dios tampoco ha renunciado nunca a ese sueño; las llaves no se han perdido, están protegidas con seguridad.
Del mismo modo, al hacer referencia a la destrucción del Templo al doliente, le expresamos delicadamente un tema de esperanza y reconstrucción. Queremos que el doliente sepa que las «llaves» siempre permanecen en la mano de Dios y volverán a utilizarse en un tiempo futuro. Pronto llegará un momento en que la puerta se abrirá para los afligidos y para todos los que han sufrido. Tendremos la bendición de ver un nuevo día que traerá la redención y, con ella, el consuelo y la paz.