En el corazón de Israel -a través de las colinas de Judea y Samaria, y en el interior de refugios temporales y casas modestas- se están reconstruyendo lentamente vidas.
No a través de titulares o grandes gestos, sino mediante actos silenciosos de amor y apoyo. Y está ocurriendo gracias a ti.
Una de las personas que lleva adelante esta misión es Cheryl Unterslak, socia desde hace mucho tiempo y una de las Guardianes de Israel apoyados por Israel365. Aunque reside en Sudáfrica, Cheryl viaja regularmente a Israel, donde se reúne con las familias cara a cara, entrega la ayuda en mano y ofrece una presencia amable y firme a quienes afrontan una pérdida inimaginable.
Gracias a la generosidad de donantes de Israel365 como tú, Cheryl pudo llegar recientemente a:
- Sarah, una joven viuda que dio a luz pocas semanas después de que su marido muriera en la guerra. Ahora cría sola a su bebé. Tu donativo la ayudó a cuidar de su recién nacido en un momento inimaginable.
- Kayla, madre de ocho hijos, que fue apuñalada delante de sus hijos mientras los acompañaba al colegio. Ayudó a proporcionarle comida, pañales y cuidado de los niños mientras se recuperaba.
- Maya, cuyo marido murió defendiendo la frontera de Gaza y cuya casa quedó destruida en los ataques. Con tres hijos pequeños y sin ningún lugar adonde ir, tu apoyo la ayudó a encontrar alojamiento temporal y estabilidad.
- Jane, que dio a luz después de que mataran a su prometido en Gaza. No está reconocida legalmente como viuda, y la familia de él rechazó a su hijo, a pesar de una prueba de ADN. Te aseguraste de que no estuviera sola.
- Michael, un joven padre que ahora camina con aparatos metálicos y lucha contra el trastorno de estrés postraumático. Tu generosidad devolvió la curación y la dignidad a su hogar.
No son sólo historias. Son los rostros reales del dolor, el valor y la resiliencia. Y a través del trabajo de Cheryl, tu apoyo les llega de la forma más personal y compasiva posible.
Cuando das a Israel365, pasas a formar parte de algo profundamente humano. Ayudas a reconstruir no sólo hogares, sino esperanza, dignidad y la sensación de que alguien, en algún lugar, todavía se preocupa.
Y aunque la necesidad continúa, también lo hace la oportunidad de seguir apareciendo.
Al convertirte en Guardián mensual de Israelte aseguras de que familias como éstas no sufran en silencio. Te conviertes en parte de la curación.
Gracias por hacer posible este trabajo sagrado.