Te presentamos a Baruch Kogan, nacidoen Rusia, criado en Estados Unidos y formado durante ocho años de servicio en el ejército estadounidense, incluidas dos misiones en Irak y la reconstrucción de sistemas de riego en Afganistán. Aunque se encaminaba hacia una carrera en ingeniería, Baruch eligió algo más profundo: vivir en la Tierra de Israel.
Asentado en Judea y Samaria -el corazón bíblico-, Baruch ha dedicado su vida a restaurar la Tierra. Gracias a su aliento y apoyo, ayudó a poner en marcha el Bosque de Miyawaki, un proyecto de reforestación de 10.000 árboles. Y ahora, esa misma visión está echando raíces en la cima de una nueva colina: Ayyir Hashachar.
El desafío
Esta remota comunidad de 25 familias se enfrenta a condiciones difíciles: no hay electricidad, la presión del agua es débil y la tierra sigue esperando a ser saneada. Baruch instaló una bomba para regar el bosque, pero sin energía constante, el agua no puede fluir. Su solución es construir un sistema de energía solar para mantener vivas las líneas de riego.
Todas las plantas corren peligro sin agua, pero gracias a tu apoyo, Baruch ha podido seguir adelante. Junto con la comunidad, ya ha empezado a sentar las bases: pedir las piezas del sistema solar, preparar la instalación y apoyar el esfuerzo más amplio de sustituir la tubería principal de agua para poder aumentar la presión en toda la cima de la colina. Estos pasos, posibles gracias a ti, garantizarán que el bosque pueda prosperar.
Tu impacto en acción
Mientras se pone en marcha la infraestructura, Baruch no ha dejado de cuidar la Tierra. Con tu ayuda, ha empezado a criar plantones en bancales de cultivo en su casa, preparándolos para el día en que el agua fluya constantemente y puedan echar raíces en el suelo de Ayyir Hashachar.
Incluso mientras sirve a su país en miluim (servicio de reserva) en Gaza, Baruch trabaja para lograr esta visión. Su devoción por la Tierra -y tu colaboración- es lo que lo hace posible.
Permanecer juntos
Baruch es un pionero que cree que sanar la Tierra no sólo es posible, sino que es una vocación. Y es tu generosidad la que le equipa para afrontar estos retos paso a paso.
Si quieres seguir fortaleciendo esta labor, hacerte socio mensual es una forma sencilla de garantizar que proyectos como el de Baruch puedan seguir adelante: construir sistemas de agua alimentados por energía solar, plantar bosques y revitalizar el suelo de Judea y Samaria.
Juntos, no sólo estamos plantando árboles. Estamos plantando esperanza, fe y raíces que perdurarán durante generaciones.